07 marzo 2018

Historia de La Vidriera, por Alberto Merino Hoyal



LA VIDRIERA  (Por Alberto Merino Hoyal)

La Vidriera en la actualidad


            La historia de la  Vidriera de Maliaño está íntimamente vinculada a la de este pueblo, vecino de Santander y referente relevante del desarrollo industrial en las márgenes de su bahía.
            Se tiene conocimiento de la existencia de una vidriería fundada hacia el año 1.921, antes que la vecina Standard Eléctrica que lo fué en 1.927
            Anteriormente a su fundación, ese lugar, junto a la estación de FEVE(1.892), que era zona de marismas cercana a la ria de Boo (entrevías de RENFE y FEVE), estuvo ocupado por una fábrica de muebles (Muebles Toledo) y también hubo un matadero, el de Nino el carnicero, quien tenía una estabulación para las reses que iban a ser sacrificadas allí mismo y cuyas pieles tendía y amontonaba para ser comerciadas a las curtidoras que abastecían a las fábricas de calzado y guarnicionería, y su carne era expedida en su carnicería, pequeña caseta situada tras el extremo próximo de La Acera junto a la casa de la portillera del ferrocarril.
            Aquella vidriería en un principio se dedicó a la fabricación de botellas, tubos de vidrio y hasta globos para la fábrica de lámparas “Metal”. Pasado el tiempo y la guerra, hacia el año 1.951, la adquirió la empresa alemana OSRAM de bombillas (lámparas de incandescencia), continuando con una gran producción hasta su cierre en 1.982-83 . A este periodo es al que quiero referirme en este relato histórico, ya que después de dos años inactiva e inútiles sus instalaciones, la adquirió el Ayuntamiento de Camargo, siendo alcalde Don Angel Duque, quien, promocionando entonces con ardor el desarrollo cultural, la vació de todo su componente fabril (hornos, crisoles, moldes etc.) y la fue transformando y adaptando para el fin que se deseaba, un Centro social, cultural y deportivo de primer orden en nuestra provincia, para uso y disfrute de los habitantes del Valle de Camargo, beneficiados con preferencia, pero que con el tiempo ha traspasado sus fronteras, y son otros muchos también de fuera los que aprovechan sus múltiples actividades (Biblioteca, Arte, Cinema, Clases de pintura, escultura, música, ecología,piscina, etc.,etc.).

Labores del soplado

            Yo recuerdo haber visitado alguna vez La Vidriera en mi niñez, entre los 8 y los 12 años (hace 7O años), y tengo aun en mi mente aquellos tubos largos con los que se recogía el vidrio fundido al rojo en un extremo y se soplaba por el otro dándole vueltas en un molde accionado con los pies, de donde salía el globo de la bombilla que tras un ligero golpe se desprendía.  Es importante dar fe y conocimiento de este proceso, artesanal por excelencia y a la vez intenso por la gran producción de este elemento universal para dar luz a partir de la energía eléctrica desde su descubrimiento experimental (como lámpara de incandescencia) por el relojero alemán Goebel en América en el año 1.855  y perfeccionada el año l.879 por Edison quien, en la I Exposición de Electricidad celebrada en París en 1.891, presentó una completa instalación de iluminación incandescente que fue adoptada en Europa y América, genial realización pero también solo una iniciación en el largo camino que habían de recorrer los futuros investigadores y técnicos hasta lograr fabricar la lámpara eléctrica de incandescencia en condiciones económicas y capaz de satisfacer las necesidades de luz sentidas por el hombre, superando los grandes obstáculos que se interponían a la creación de una fuente de luz eficaz y al alcance de todo el mundo.
            Pues bien, en parte de ese largo camino, Maliaño y parte de su gente ha sido protagonista en este importante capítulo de la historia de la Humanidad, bien que parcial pero sí trascendente por su justo valor.  Desde sus albores, el hombre, sujeto a la servidumbre del Sol, limitado prácticamente en sus actividades a las horas de la luz natural y recluido el resto del dia en sus cuevas y cavernas, y en sus más confortables viviendas después, quiere parangonar al astro rey y suplir su falta, produce la chispa al roce de dos pedernales y , con ello, el fuego y la llama de la antorcha y después la luz mortecina del candil de aceite y de cuantos ingenios va creando al correr de los tiempos en su ansia incontenible de ver, rompiendo el maleficio de las tinieblas que le ciegan durante la noche y que le impiden continuar la vida activa, el moverse libremente y sin limitación para luchar por su existencia y disfrutar de las maravillas de luz y de color que a su vista ofrece el mundo que le rodea.  Las radiaciones solares solo bañan alternativamente dos caras de nuestro globo terráqueo en su movimiento de rotación. Quedaba, por tanto, abierto al ingenio del hombre la conquista de la luz para aquella parte que queda periódicamente sumida en la oscuridad, la noche.
            Con el descubrimiento de la electricidad y los medios de producirla económicamente en el siglo XIX, llegó el momento en que el hombre se enfrentara con éxito a la conquista definitiva de tan ansiada meta, y cuyo primer jalón tomó la forma de una modesta pero ingeniosa ampolla de vidrio, en cuyo interior, previamente hecho el vacío, luce un filamento carbonizado, elevado al estado de incandescencia por la acción de la corriente eléctrica que lo atraviesa : ! Acababa de nacer la fuente de luz artificial ¡, que, en relativamente breve tiempo, menos de un siglo, habría de liberar definitivamente a la Humanidad de las limitaciones impuestas por la rotación de la Tierra, haciendo realidad su eterno sueño de prolongar su vida activa a las horas de la noche, pues ya el ocaso no interrumpe el ritmo de su vida activa y creadora, ya que las modernas lámparas eléctricas, con generosa profusión, inundan de luz el hogar, los lugares de trabajo, las grandes factorías, las vías y plazas públicas, los campos de deporte, las salas de espectáculos y plasma, con su fulgurancia y policromía, monumentos, palacios, castillos, catedrales, rascacielos y edificios comerciales.
            Así, el hombre, con su ingenio y tenacidad, ha conseguido, completando la obra de la Creación, que la cara de nuestro globo terráqueo, que sucesivamente se encuentra sumida en las tinieblas, reciba la luz de miles de millones de pequeños soles y que pueda moverse libremente durante la noche por todos los lugares y rutas de la tierra.  En la era de las espectaculares realizaciones de la ciencia y de la técnica, el pequeño sol artificial, la aparentemente modesta lámpara eléctrica, síntesis maravillosa de una interminable cadena de logros acumulados en décadas de silenciosa labor, se yergue sobre todas, porque al afectar directamente a nuestra función visual, ella ha conseguido hacer el milagro de enriquecer y prolongar la vida útil del hombre.
            Tal es la importancia que quiero dar a este lugar de Maliaño tras estas disquisiciones, ya que, además de otras consecuciones industriales y de progreso en el pasado siglo XX, tuvo el honor y el privilegio de participar en tal empresa universal, en la parte más simbólica que a nuestra vista se presenta y su necesidad nos impone, la bombilla.
            Para conocer su nacimiento, evolución y final en este trayecto fabril, hemos de retrotraernos al origen y desarrollo de la empresa madre, la OSRAM, y sus relaciones para la implantación en nuestra Patria y en nuestro Pueblo.

Fábrica de OSRAM en Madrid (1964)

            El 26 de Febrero de 1.914 nace jurídicamente en Madrid, por escritura pública otorgada por el notario Don José Piniés y Cambray, la Sociedad  FÁBRICA DE LÁMPARAS DE FILAMENTO METÁLICO, S.A., siendo sus fundadoras las  Sociedades alemanas : Deutsche Gasgluehlight A.G., Allgemeine Elektrizitaetsgesell  A.G. y Siemens u. Halske A.G., cuyos representantes constituyeron el primer Consejo de Administración de la nueva Sociedad.
            Estas Sociedades fundadoras, en actuación independiente primero, y agrupadas más tarde en común empeño, son las que a raíz de la aparición de la lámpara de filamento de carbón, a fines del siglo XIX, gracias al descubrimiento de Goebel y al genio de Edison, constituyeron el grupo industrial alemán que tan destacado papel había de jugar, con sus investigaciones científicas y el desarrollo técnico de los medios para su fabricación, en el perfeccionamiento de las nuevas fuentes de luz.
            El año 1.921 se modifica la razón social de la Sociedad, pasando a denominarse  OSRAM, FABRICA DE LAMPARAS  S.A. . Este cambio de razón social siguió a la constitución en Berlín, en el año 1.918, de la Sociedad  OSRAM G.m.b.H. Komm. Ges., en la que se integraron las Fábricas de Lámparas y sus Laboratorios de Investigación y Desarrollo de las Sociedades fundadoras de la entidad española.  En el año 1.951, a raíz de la nacionalización de la Sociedad, volvió a modificarse su razón social por la definitiva OSRAM, S.A.
            Las dificultades que se produjeron para la instalación de la industria, como consecuencia de la primera Guerra Mundial, que estalló en Agosto de 1.914, retrasaron la iniciación de la Sociedad hasta 1.915.  Desde varios años antes de la constitución de la Sociedad española, ya se importaban en España lámparas fabricadas en Alemania, con las marcas EGMAR, WOTAN Y OSRAM, procedentes de las fábricas de los fundadores, debiéndose su introducción en España a su representante Don León Ornstein, quien colaboró más tarde en la fundación de la Sociedad, pasando a formar parte de su organización de Ventas, siguiéndole después los Herederos de Pablo Zenker, juntamente con las sociedades españolas, Siemens Industria Eléctrica,S.A. y AEG Ibérica de Electricidad, S.A., y completada más tarde con un cuadro de concesionarios directos de la fábrica.
            Tras el cambio de la razón social, llevado a cabo en el año 1.921, y en la que apareció por vez primera en ella el nombre de OSRAM, fueron eliminados del mercado las marcas Egmar y Wotan, quedando OSRAM como única marca básica.
            La Sociedad española se mantuvo al correr de su existencia, en la linea y con el ritmo que han marcado los grandes avances científicos y técnicos, que han caracterizado la evolución de esta industria, y ello a pesar de las dificultades que tuvo que vencer, particularmente como consecuencia de la guerra civil de 1.936-39 y de la segunda  Guerra Mundial de 1.939-45, que afectaron sensiblemente su marcha.  De la última de estas vicisitudes se derivó la nacionalización por el Estado de la Sociedad en el año 1.951, y la adjudicación de sus acciones, en concurso público, al grupo presidido por Don Joaquín Chapaprieta, presidente entonces  del Consejo de la Sociedad e integrado por los elementos españoles activos de la misma –directivos, técnicos, empleados y obreros-- y entidades y personas afines.
            Durante aquellos periodos de anormalidad se le presentaron a OSRAM dificultades para el abastecimiento de su fábrica con elementos y materias básicos, que llegó a superarlas con tenacidad, unas por sus propios medios y otras en colaboración estrecha con industrias auxiliares nacionales, entre éstas Vidrios Belgor, S.A., y Wolfram Ltda.
            Una de las realizaciones a que se vió obligada la Sociedad fue la adquisición y adaptación a sus necesidades de una Vidriería existente en Maliaño, provincia de Santander, que como ya se dijo al principio de este tratado funcionaba para otros fines (botellas, tubos, ampollas Metal.....), acondicionándola para la fabricación artesanal  y exclusiva de los globos que habrían de ser enviados a la fábrica central de Madrid.  Así nació nuestra VIDRIERA  OSRAM  en 1.951.

Manolo García maniobrando con la caña

            Los proyectos industriales experimentaron un nuevo y fuerte impulso, acorde con el progresivo desarrollo económico del país, promovido por la política del Gobierno, compendiada en el Plan de Desarrollo Social y Económico, siendo esta Vidriera de Maliaño empresa ejemplar, en medio de las dificultades aún artesanales con que funcionó, gracias a los hábiles vidrieros que pasaron por ella, alguno de los cuales, considerando su valía, fueron enviados a las fábricas alemanas donde asimilaron la perfección para su trabajo, manteniéndose  en todo momento en vanguardia en el quehacer diario.
            Hemos de aclarar para su conocimiento que la palabra OSRAM simboliza uno de los primeros hitos que en el camino de los avances técnicos de la lámpara eléctrica se han ido sucediendo : el paso de la utilización del metal OSmio al wolfRAM, principio y fin de estos dos términos.

 Así pues, en esta Vidriera solo se elaboraban los globos o ampollas de distintos tamaños, los convencionales y otros artísticos con relieve o asimétricos, que se enviaban a Madrid a la fábrica primaria de OSRAM ( calle de Fray Luis de León), donde se completaba la confección de la bombilla o lámpara de incandescencia con el resto de los elementos que la componen ( casquillo, varilla de tope, hilos conductores, apoyos, filamento ), encerrados al vacío para las de menos de 40 W,  o con un gas inerte (helio, neon) para las de más potencia.
            Para la fabricación de las ampollas o globos se disponía de hornos para el fuego que calentaba los crisoles en los que se echaba la mezcla con la base principal de arena rica en sílice ( dióxido de siliceo –Si O2 )  con otros componentes adecuados como bórax, sosa calcinada, feldespato, caolín, caliza, alúmina, arsénico, manganeso, nitratos de potasio y de sodio, productos fluidificantes y para mejorar la transparencia, triturado todo ello en otra nave, desde donde se transportaba en maseras para verterla en los crisoles, en los que a altas temperaturas era fundida (a 8ooº y para vidrios duros a 1.500º), y una vez arrastradas y retiradas con una rasqueta ( el rable ) las impurezas que formaban “nata” en la superficie, se captaba una porción del caldo al rojo con el extremo de la caña ( el morro ), una barra de acero de 1´5 metros de longitud, y el soplador seguía el proceso de la confección de la ampolla, primeramente rodando la bola incandescente o posta   por una mesa de mármol llamada mable (fonéticamente derivada del término sajón “marble”, que significa mármol), operación que se decía mablear, para a continuación soplar por la boquilla para  sacar globo y llevarlo  a un molde que accionaba con los pies para abrirlo y cerrarlo, donde al tiempo de soplar se daba vueltas a la caña, todo ello con la precisión y la habilidad del experto tras muchas miles de veces haciendo estas maniobras singulares. Las operaciones previas al soplado solía hacerlas un ayudante o pinche al que se titulaba  el levantador.


Soplando al pie del horno ("el portugués")
             Una vez libre la ampolla del molde se la soltaba con breve golpe rompiendo el estrecho filamento tubular, un hilillo llamado filamento, para caer a la caja que, una vez llena era transportada a la nave donde las escogedoras hacían la revisión, selección, cortado y control para ser embaladas convenientemente para su traslado. Estas especialistas, además de listas y con buena vista, apreciaban los defectos desechando y tirando aparte las malas y colocando las buenas en cajas receptoras para ser transportadas; los defectos más frecuentes eran “la cuerda”
( arrugas), “la piedra”(arenillas) y “los bullones” (burbujas de aire).
            Al lado del mable había un gancho donde se colgaba para tenerlo a mano una especie de lima,llamada bata con la que se limpiaban los restos de vidrio pegado al morro de la caña, para poder repetir todo este acto.
            Este proceso era el ordinario para las lámparas más comunes, pero para hacer los modelos especiales, no simétricas, con relieves, de forma de vela, etc. se utilizaban otros moldes adecuados a la forma deseada, para solo soplar sin dar vueltas a la caña.
            La sílice, elemento principal de la mezcla, el más abundante en la litosfera, se presenta fundamentalmente en cuatro formas : tres cristalinas, el cuarzo, la tridimita y la cristobalita, y una amorfa, el ópalo.  La sílice que se utilizaba en la Vidriera de Maliaño era traida de Arija, de la provincia de Burgos en el límite con Cantabria, al sur del pantano del Ebro, donde hay una arena especial muy rica en este silicato.
            El vidrio normal es incoloro y transparente, pero se consigue colorearlo añadiendo otros componentes : óxido de hierro (verde o azul), óxido cuproso (azul claro), óxido de cobalto (azul), óxido crómico (amarillo), compuestos de oro (rojo).
            En la Vidriera funcionaban normalmente tres unidades, compuesta cada una  de un horno central, rodeado de ocho crisoles atendidos por otros tantos sopladores y levantadores en sus correspondientes puestos. Otro oficio específico era el de fogonero, encargado de encender y mantener el horno bien abastecido de carbón para lograr calentar los crisoles a altas temperaturas para la fusión de la mezcla. De los hornos subían al exterior las chimeneas, a las que se conocía por “las monjas” al tener dispuesta en lo alto una boca que rotaba a favor de los vientos con el fin de lograr un mejor tiro, y que eran semejantes a las tocas antiguas aladas de las monjas de la caridad. Las cenizas eran retiradas al exterior y mucha gente se dedicaba entonces a la rebusca del carbón (la escarabilla), como se hacía también entre las vias de la estación escogiendo las que soltaban las máquinas de vapor, consiguiendo lo suficiente para su lumbre o alguna pecunia para su bolsillo, pues lo vendían fácilmente.
            Largo sería analizar y describir cuantos personajes pasaron por la Vidriera, todos tuvieron su mérito y a todos dedico este recuerdo, pero sin duda es obligado destacar, sin menosprecio de los demás a los que la memoria no alcanza, a alguno de ellos al menos como muestra de su dedicación. La plantilla giraba alrededor de los 120; el turno era fijo: de 8 a 12 y de 13 a 16´30, con tiempo de 12 a 1 para comer allí mismo en sus comedores o para ir a sus domicilios. La contabilidad de las bombillas hechas por cada uno la hacían las escogedoras y eran válidas las perfectas, aunque también se remuneraban las que tenían alguna imperfección, anotando las unas y las otras.
          
   Dos de los personajes importantes en la fábrica fueron Vitorino Allende y Ginio Gutierrez, que eran los crisoleros, encargados de la reparación o más bien la confección de los crisoles para sustituir a los que se iban deteriorando retirados a la escombrera, siendo imprescindibles y excepcionales artistas, que con sus hábiles manos moldeaban aquellas vasijas de barro refractario desde su base hasta su boca, con unas maniobras especiales, consiguiendo pacientemente verdaderas obras de arte.
            Otros, no menos importantes, velaban por la buena administración,  contabilidad y financiación en las oficinas, destacando por su bien hacer y la extensa dedicación en tiempo y en relación con la Central de Madrid Don Ramón Escalante Diego, quien, ya jubilado, reside ahora en una de las casas de la Sindical que le fué adjudicada en aquellos años, y que ha sido uno de los que me han ayudado con su inteligencia y cabeza despejada a recordar y revivir la actividad de la Vidriera en su pujante trayecto; al cesar el trabajo en Maliaño (1.983), aceptó la propuesta de la empresa para seguir trabajando en la Central de Madrid con otros seis de entre todos los que quedaron en la misma situación al cerrar esta fábrica; el resto se ajustó en su cese al convenio que se hizo con el Dr. Shidenberg, que trajo el “ultimatum” de Alemania para tal fin. Ramón siguió, pues, en Madrid hasta jubilarse, donde fué muy considerado y tuvo relación de trabajo con Don Angel Herrán, responsable importante de OSRAM.  El conserva en su casa como una reliquia un gran globo, la K-380 para  4.000 W, soplado en Maliaño, y para cuya consecución se exigía, además de pulmones, una gran habilidad, fuerza y destreza para bambolear el gran sol en la punta de la caña y meterlo en el molde con la precisión sincrónica del ayudante que se encargaba de cerrarlo; por eso a este ejemplar lo considera como una pieza de gran  valor.

Selección por las escogedoras
 Otro personaje importante de la Vidriera fue Don Gabriel Epeldegui Ochoa, más conocido por todos por LIN, ya que desde pequeño le llamaban con el diminutivo Gabrielín. Su padre fue un destacado directivo del FF.CC. de Santander a Bilbao y tio del famoso traumatólogo y terapeuta Dr. Epeldegui de Madrid, que trató a Franco de sus lesiones accidentales (mano).  Gabriel Epeldegui fue Jefe administrativo de la Vidriera, incluso antes de ser de OSRAM, y por tanto buen conocedor de la evolución de su historia hasta que cesó en el año 1.958. El me refiere que la primitiva fábrica era de frascos y botellas de los Galán, los joyeros de Santander, pero que también se inició en la producción de ampollas que suministraban a la fábrica Eguren, de Bilbao, que hacía las lámparas “Metal”.  Los Galán se la vendieron a Don Francisco Arroyo, que era el propietario de la SEAT de Santander y que después la mantuvo su hijo Miguel Angel, con el que tenía amistad Epeldegui, por cuyo conducto el Sr. Arroyo le metió en la fábrica en el año 1.942. El había estado estudiando el Bachiller que tuvo que suspender en el sexto curso en el año 1.936 al estallar la Guerra Civil; al terminar ésta optó por hacer Magisterio en 1.942 y en dos años se hizo maestro.  Es hacia 1.944 cuando la OSRAM adquirió la fábrica de Maliaño, estando como director técnico de la misma Don Cesáreo de la Vega, que hasta entonces lo había sido de la Vidriera de Padrón, y como gerente el Sr. Hormaechea, yerno del Sr. Arroyo y a la sazón Presidente de la Cámara de Comercio.

Recambio de un crisol

            La OSRAM  quitó el horno de los frascos, se quedó con la “mufla” que tenían (un horno con suficiente temperatura) y la transformó en fábrica de ampollas para lámparas de incandescencia, poniendo en marcha 3 hornos con 8 crisoles cada uno. De esta forma cada horno era atendido por ocho sopladores y otros tantos levantadores. La mezcla la hacían durante el día otros operarios dirigidos por un técnico responsable. Por la noche actuaban los horneros que se encargaban de mantener el fuego de los hornos y activarlos para el día siguiente fundir la mezcla entre 800º y 1.200º.  Sobre este caldo se colocaba una arandela que separaba las impurezas al margen, retirándolas con el “rable”, dejando puro el centro donde el levantador introducía la caña, sacaba la bola de vidrio candente (posta) y la “mableaba” sobre una mesa de mármol (“mable”) para entregarla al soplador. Este la introducía en un molde situado a sus pies que se accionaba con unos pedales para abrirle, meter la posta, cerrarle y soplar al tiempo de dar vueltas a la caña, abrirle de nuevo, sacar la ampolla, romper el filamento con un breve golpe y colocarla en cada nicho de una rejilla que tenía al lado en una bandeja y cada una de estas se llenaba con 100 ampollas. Al cabo del dia cada soplador hacía 8, 9, 10 y hasta 12 bandejas que suponían entre 800 y 1.200 ampollas.  Estas se pasaban a otro departamento donde las “escogedoras” las clasificaban y desechaban las defectuosas que en ocasiones llegaban a ser de un 50 %, contabilizando las unas y las otras; cuando había muchas malas, ellas lo pregonaban: esta bandeja “mola”. En general la calidad final dependía de la dureza de la sílice, de la mezcla de otros componentes (manganeso, arsénico....), de la temperatura del horno según la calidad del carbón y de las maniobras propias del soplador.  Las buenas se embalaban convenientemente en cajas de cartón que en camiones cada 2 ó 3 días se mandaban a Madrid para abastecer a la Central, en la que se completaba la bombilla con el resto de elementos de la misma ( casquillo, varilla de tope, conductores, apoyos, filamento......) .


Ramón Escalante, con su K-380

            En la Vidriera hubo conflictos laborales de cuyas causas fue testigo importante y juicioso el Sr. Epeldegui, derivados de lo económico para los obreros, de la fabricación y de la producción. El mismo por estos motivos tuvo diferencias y discrepancias con la dirección, no admitiendo la inculpación a los operarios y advirtiendo irregularidades de diversa índole. Había defectos por culpa de la Empresa, por lo que vinieron de Madrid inspectores técnicos (un español y un alemán). El alemán, el Dr. Pregel, que era ingeniero, vino con un microscopio y se pasaba todo el dia trabajando, sacando muestras e investigando, trascordando el yantar y aun pasando las noches en vela en la fábrica; uno de los acompañantes que se quedaba viviendo en ella murió carbonizado al maniobrar los cables eléctricos.  Descubrió tras estas inspecciones que los defectos dependían de la tierra que venía de Tarragona, así como de la calidad de la sosa y del carbón (éste suministrado desde un almacén que tenía Minchero en Santander) o de la falta de manganeso y arsénico que influía en la calidad del vidrio. Al darse cuenta de esto y de otros defectos de las mezclas eliminaron al Sr Vega y al Sr. Gallego.
            Por otra parte, aun teniendo nuestra Vidriera una gran importancia en aquella época, con este medio artesanal se desechaban muchas ampollas, y los avances técnicos hacían derivar su producción más rentable por otros medios industriales que los alemanes ya tenían en la mente y en su proyecto.
            En lo económico-laboral hubo algún “parón”, una especie de huelga que, como tal, estaba prohibida, y por ello estuvieron comprometidos los obreros. A este respecto he de hacer constar aquí la influencia que tuvo Don José Maria Torre Revilla, párroco de Maliaño, para resolver el conflicto. Transcribo de su biografía la relación que tuvo con los vidrieros en aquella época. Por entonces estaba estipulada la producción diaria de 400 ampollas diarias por un salario de 60 pts. Y después se hacían a destajo hasta 900, no subiendo el salario más que hasta 66 pts. y no pagando el destajo, así que se limitaron a hacer las 400 “legales”, significando esto el “parón”; interviene la Policía y como Don José María les defendía ante esta injusticia le implicaron en ello y tuvo que ir a discutir el caso con el Gobernador Civil; aquel día  ni comió, pero salió airoso del encuentro : --”Yo no se de leyes, pero tengo sentido común, y es claro que esto es una injusticia”; y naturalmente el Gobernador lo comprendió.  El director de la Vidriera entonces era el Sr. Vega, a quien le dijo que había cometido un dislate y que debía admitir a los que había despedido; el se resistía por temor a las acciones que pudieran llegar desde Madrid en este conflicto o como consecuencia de una decisión arbitraria sin consentimiento de los superiores, pero Don José Maria le convenció : --”En el argot nuestro decimos que de Roma viene lo que a Roma va....... qué saben en Roma (Madrid en este caso) lo que pasa en Maliaño......”.  Aquel dia fueron admitidos todos, solo “quemaron” a uno por “principios legales”, a Antonio, que fué una injusticia de todas formas.   Entonces los vidrieros, agradecidos, como homenaje a él, fueron a ofrecerse, a hacerle un obsequio; el les dijo que “tan solo había cumplido con una obligación que le imponía su condición de párroco, que con la labor religiosa debe ir siempre la labor social; el hombre es un ser  que trabaja para poder comer él y los suyos, que vive y que tiene relaciones sociales; el Cristianismo no consiste solo en ir a la iglesia, no, el Cristianismo es vida, es una vida de relación, es una vida de amor, lo bueno está en que nos ayudemos unos a otros, nos perdonemos, nos relacionemos con armonía en todos los aspectos de la vida”. Con estas palabras les ganó aún más, por lo que insistieron en que querían gratificarle, con lo que les siguió diciendo:  --”Mirad, yo he hecho esto como parte de mi Ministerio, lo he hecho con todo el corazón, y soy yo quien está a vuestro servicio........., pero os veo tan animados, bueno, no quiero ser desleal con vosotros, para que no os sintáis decepcionados......, la parte más noble de la iglesia es el Sagrario, si queréis....”     --”!Eso ya está hecho, cueste lo que cueste....¡”   Y así se hizo, aportando cada uno 25 pts., para la iglesia del Cristo que entonces estaba construyendo en el Ferial de Maliaño Bajo con muchos apuros económicos. De algo que con tanto amor fue puesto allí en 1.947 ya no queda vestigio al ser derruida  en el 2.001 para ser sustituida por otra nueva más amplia, exigida por el pujante desarrollo demográfico de esta zona, pero el valor que tenía en si, no ya el material sino el sentimental, más sublime, nadie lo ha apreciado, sino los protagonistas del suceso, pero del tiempo pasado quede aquí constancia su recuerdo........ tropiezos de la historia de los pueblos y de la sensibilidad de sus componentes.
            Volviendo a nuestro amigo Epeldegui es de hacer constar que en la Vidriera intimó con la que después sería su esposa, Carmina Cagigas, hija de Gorio Cagigas  y hermana de nuestro querido Chiqui, ya que ella pasó por las mismas oficinas con una encomiable labor. Al casarse ambos en 1.959 ella dejó la Empresa y recomendó para seguir en su puesto a Bel López Lejardi, a la que había dado clases. El Sr. Epeldegui ya había abandonado la fábrica un año antes, siendo instado por el Sr. Isa, que también pasó por la Vidriera como Jefe de Fabricación, para que fuera a trabajar a sus talleres que tenía en lo que fue Salón Apolo y por la oportunidad de adquirir en este tiempo la fundición de Chus Mantecón y Luis Montes. Para ello Isa negoció con el banco y éste le propuso un socio capitalista, Don Fermín Madrazo, y al estar seguro de la marcha económica de su ampliada empresa se llevó consigo al Sr. Epeldegui para administrarla.
Continuando con la descripción de personajes que intervinieron en la Vidriera son de destacar los artífices principales del proceso : los sopladores, consagrados por la experiencia de años en el manejo de la caña, el pedaleo del molde, el soplado justo y el toque final de fractura del filamento y liberación de la ampolla a la bandeja colectora.


Eusebio Reguilón con su última ampolla
 
            Uno de los más veteranos que completó todo el ciclo de la Vidriera fué EUSEBIO REGUILON, quien me ha aportado muchos detalles de este oficio. Gran especialista, comenzó ya a trabajar en la antigua vidrería cuando aún no contaba los 18 años de edad reglamentarios, siendo admitido solo por su palabra, pero solo tenía 14 años, permaneciendo en ella hasta su desaparición en el año 1.984. El cuenta muchas vivencias de toda su vida activa, siendo excelente conocedor de este arte por su larga experiencia; aun conserva como recuerdo la última ampolla que sopló y era un especialista en la difícil “vela rizada”.

           Otro soplador de primera fué RICARDO MARIÑO. Nacido en Padrón, distante 20 Km. al sur de Santiago de Compostela, junto al rio Ulla, cuna también del insigne escritor Camilo José Cela; desde su infancia tuvo contacto con una vidriería de este lugar, la “Iria Flavia”, con tanta afición al vidrio que, una vez acabados los estudios primarios en la escuela, acudía regularmente a trabajar en ella, donde ya estaba como director Don Cesáreo de la Vega, quien pasó a Madrid con la Empresa OSRAM, y conociendo su valía se le llevó con él junto a otros paisanos como Dopazo y Correa, todos ellos sopladores de primera categoría.  Tras un tiempo en la Central de Madrid y habiendo adquirido la OSRAM la Vidriera de Maliaño, fue destinado como director de ella Don Cesáreo, quien arrastró consigo a estos mismos especialistas.  Ricardo, en Maliaño, continuó como soplador y dada la amplia experiencia adquirida le hicieron Jefe de fabricación y de mezcla, para revisar e inspeccionar la colada y resolver problemas o defectos inmediatos; para ello tenía una dedicación absoluta y permanente, y aun cuando tuviera el descanso en su casa, situada la primera de La Acera, era requerido a cualquier hora del día o de la noche.  Como entonces no había teléfono, no más que en las principales empresas y en la tienda  de Quintanal, los avisos de urgencia tenían que hacerlos directamente por un mandado, de modo que muchas veces, a media noche, iban a buscarle a su casa, despertándole con el aldabón de la puerta exterior común, pues tampoco había timbres eléctricos a cada domicilio, así que como hubo las protestas lógicas de los vecinos al ser despertados de continuo, ideó que en vez de aldabonazos le tiraran a su ventana piedrecitas sobre los cristales, tal era la forma de aviso según cuenta su esposa Conchita Gancedo, quien recuerda otras muchas anécdotas de su vida.  En una ocasión se encontró con un pobre perro vagabundo, perdido y maltrecho, le dió pena y lo adoptó llevándolo a la Vidriera, donde le tuvieron después como mascota en una caseta bien acomodada, y le alimentaban con la misma comida que llevaban para ellos, sobretodo si era carne con patatas. Para esto solían encargarle a un tal Quico, que era de Escobedo : --”Quico, llévale la comida al Cuqui”...., y  así hacía esta caridad con el bienaventurado can.
Selección por las escogedoras
            
 Como otros muchos, estuvo implicado en algunos conflictos laborales, algunos provocados en Madrid o en Alemania, con abusos de difícil solución, debido a que había intereses para quitar la fábrica de Maliaño.  Ricardo también fue, como algunos otros, un consumado artista con el vidrio; yo aún conservo en mi casa un alto y esbelto florero azul soplado por él en esta Vidriera y que me regaló en aquellos años, así como artísticos pisapapeles, peces y otros adornos, ya que fuí médico y amigo de la familia.
            Otros muy recordados fueron también :
FRANCISCO RODEÑO, que sustituyó a Epeldegui en distintas ocasiones y al final en la Administración como Jefe de oficina; posteriormente por el camino de la política llegó a ser alcalde de este Municipio de Camargo.
JUAN GARCIA, “el tubero”, que hacía los tubos de vidrio a lo largo de todo un pasillo, de muchos metros y con diversos diámetros; tal especialidad le hacía que ganase más que los demás.
El Sr. MADRUGA, que estuvo de director después de Don Cesáreo de la Vega.
El Sr. GALLEGO como Director administrativo.
JUANILLO, Juan Martín Cervantes, un andaluz famoso por sus dichos y gracias, pero sobretodo un extraordinario vidriero, así como su hermano ANTONIO, hijos ambos de  JUAN MARTIN VALDERRAMA, todos ellos buenos artistas haciendo valiosas figuras de todo tipo.  Antonio conserva interesantes fotografías de Maliaño y de su estancia en Alemania, pues estuvo allá en la OSRAM, pero se quedó y trabajó después en otras facetas de la vidriería en un periodo de 48 años; actualmente está entre nosotros y también tiene muchos recuerdos de aquellos tiempos.
Soplado de la ampolla

Los hermanos HERRERA (Ramón, Ricardo y Pedro), que eran de Revilla y buenos especialistas.
Los hermanos VALDUEZA (José Antonio y José Luis) que también estuvieron perfeccionándose en Alemania, así como Luis del CASTILLO CHICO, quien durante mucho tiempo ocupó puestos de concejal en el Ayuntamiento de Camargo así como en el Sindicato.
Alfredo AYESTARAN y su esposa Gelines Solana.
LUIS LEZCANO,  dedicado a la química del vidrio, era el especialista de la mezcla, puesto importante de gran responsabilidad. Con esta misma dedicación destacó también JOSE DEMETRIO, administrativo y analista químico, persona que en los últimos años decidía después de rigurosos controles, para los que se había especializado, si los vidrios especiales cumplían con las normas para ser soplados y por tanto para que las ampollas resultantes pudieran pasar los controles de calidad a que eran sometidas, ya que iban a convertirse en lámparas muy exigentes por lo que respectaba a la finura y resistencia del vidrio.
MANOLO MARQUEZ, también muy famoso, conocido por “El mellao”, de la familia de los Marquez (“Los portugueses”), todos ellos vidrieros, tanto su padre Avelino como sus hermanos Avelino, Fernando y Antonio.
BONIFACIO TARRAGO, que vino de Francia y que además de soplar el vidrio era un virtuoso de la música, de instrumentos de cuerda (mandolina, guitarra, bandurria) de los que fue un verdadero maestro, enseñó a muchos en este arte y organizó rondallas en este Valle de Camargo.
Y hasta JOSE EL GALLEGO (José Salcines Cagigas) trabajó en la Vidriera, como lo hizo en otras muchas factorías y para tanta gente, era un mandao en toda regla y chico para todo, tiraba de carretilla como nadie y era diligente para los recados. Famoso, popular y querido en Maliaño, tiene  ya su biografía en otros pliegos.
En la Vidriera su herramienta era la carretilla en la que transportaba la escarabilla de los hornos hasta la escombrera cerca de la ría. En unas elecciones le propusieron para Enlace Sindical y no salió por pura casualidad por muy pocos votos. Un dia de los Inocentes los bromistas le encargaron que llevase un paquete bien envuelto en su papel de colorines y el lazo correspondiente como si fuera una caja de bombones, pero que en realidad eran ladrillos refractarios, que allí abundaban para los hornos, para entregárselo a Don Cesáreo, el Director, diciéndole que esperase contestación o una propina.  José entró en el despacho y le entregó el paquete. Don Cesáreo lo abrió y sorprendido por el hallazgo le preguntó malhumorado : --”? Y para qué quiero yo esto?”, José superando el trance tuvo la ocurrencia de contestarle : --”Pa calentarse los pies, Don Cesáreo”, así mereció una buena propina.
Compartió su trabajo en aquella época con otro vidriero famoso, RODOLFO DIAZ   “ EL MULA”, que hacía de manager de boxeo en Tablanca, quien le incluía en las famosas veladas boxísticas que aquí se celebraban en el Romea, en el Gran Cinema, en el Apolo, en el Iris..........!Qué tiempos aquellos¡
            La dirección de la Empresa fue regida en su mayor tiempo, como se ha dicho antes, por Don Cesáreo de la Vega, era, por decirlo familiarmente, el amo de la Vidriera, máximo responsable de su funcionamiento. Estuvo asistido al principio por Don Hospicio Morón.  Le siguió después el Sr. Madruga y el Sr. Gallego fué director administrativo. Otro destacado fue Jan Lederer (Sr.“Ledra”), un buen soplador alemán que, como tal, vino a Maliaño, pero llegó a desempeñar la función de director. Enamorado de su oficio, el fue el único que hizo el K-380 del vidrio 742, ampolla ésta que por su tamaño, grosor y dificultad había que ir haciéndola poco a poco, cogiendo vidrio, soplarlo, volver a entrar al horno, calentarla, vuelta a soplarla, y así durante mucho tiempo hasta que la ampolla iba creciendo en tamaño y magestuosidad; fue la reina de las ampollas de vidrio y ya nunca se volverá a soplar otra igual, es la joya que guarda en su casa Ramón Escalante.    El último de los directores fué Don Francisco Javier Zorzano, que fué el que “cerró” la Vidriera de Maliaño.



                                                                                                                      Maliaño (Cantabria)
                                                                                                                      Marzo – 2.013

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